Walt Disney

‘Amo más al ratón Mickey que a cualquier mujer que haya conocido’

Podríamos denominarlo ‘el creador de sueños’. Hay quien asegura que ordenó que lo congelaran después de su muerte, y que descansa ‘hibernando’ en algún punto de Estados Unidos… pero lo cierto es que creó todo un imperio de dibujos animados de la nada, fabricando numerosos personajes inolvidables que han formado, forman y formarán parte de la infancia de millones de niños (entre los que me incluyo).

Chicago lo vio nacer en 1901. Estudia bellas artes y comienza a trabajar como caricaturista en diversos periódicos de la época. En 1923 se establece en Los Ángeles con su hermano y 4 años después forman su propia productora. Es entonces cuando idean la figura (y símbolo de la compañía) del famoso ratón Mickey Mouse.

Cortometraje: Steamboat Willie, 1928.

Tras 10 años de cortometrajes, donde desfilarían personajes tan conocidos como Goofy, el pato Donald o Pluto, Disney se arriesga con un largometraje, ‘Blancanieves y los siete enanitos’. El filme obtuvo un éxito sin precedentes, lo que le animó a seguir en esa dirección. La clave de su éxito: se rodeó de grandes profesionales y excepcionales colaboradores.

‘Fantasía’ (1940), ‘Dumbo’ (1941), ‘Bambi’ (1942), ‘La Cenicienta’ (1950), ‘Alicia en el país de las maravillas’ (1951)… son películas que le siguieron, y que ya han pasado a la historia del cine de animación.

Su última producción fue ‘El Libro de la Selva’ (1967). A pesar de su fallecimiento su obra continuó adelante, aunque la productora pasó un par de décadas de incertidumbre. A partir de la década de los 80 se produce un resurgir de la compañía, con la producción de grandes películas como ‘La Bella y la Bestia’ (1991) o ‘El Rey León’ (1994).

LA ‘IMPERDIBLE’: La Bella y la Bestia, 1991

He de reconocer que soy una auténtica fanática de Disney. Aun conservo decenas de títulos en VHS, películas que me hicieron soñar y que recuerdo con especial cariño. Pero desde luego, si he de elegir una, me quedo con La Bella y la Bestia.

    

Escena La Bella y la Bestia